jueves, 11 de octubre de 2012

Whitney Houston...De cisne negro a juguete roto



 La historia de la música negra está plagada de biografías calamitosas, de vidas truncadas y paseos por el lado salvaje. No parecía, en todo caso, que ese fuera a ser el destino de Whitney Houston, nacida el 9 de agosto de 1963 en Newark (New Jersey) en una familia de gran raigambre musical. Hija de Cissy Houston, prima de Dionne Warwick y ahijada de Aretha Franklin, tenía el pedigrí perfecto para poder ofrecer un espumoso cóctel de gospel, pop y soul y servirlo a través de una voz bendecida por los dioses. Nada hacía pensar que quien estaba destinada a rivalizar con Madonna por el trono de reina del pop (llegó a tener su propia muñeca Barbie) iba a seguir finalmente los pasos errabundos de alguien como Billie Holiday. Su adicción a las drogas y su larga serie de equivocaciones (en su vida y en su carrera) hicieron que pasara de ser un bellísimo cisne negro a convertirse en un juguete roto.

Desde niña mostró su pasión por la música cantando gospel en el coro de la iglesia, como tantas otras cantantes de color. No tardaría en poner su voz en discos de Michael Zager Band, Chaka Khan y Jermaine Jackson. Pero lo que quizás pocos saben es que en sus inicios cantó una emocionante versión de “Memories” de Robert Wyatt en “One Down” (1982), un disco del proyecto de avant-funk Material, liderado por Bill Laswell. Fue el preludio a una trayectoria que se inició con un primer álbum, “Whitney Houston” (1985), al que seguiría dos años después “Whitney”, que incluyó su primer gran hit internacional, “I Wanna Dance With Somebody (Who Loves Me)”, un burbujeante tema en la onda de Exposé, Cover Girls y otras artistas del por entonces exitoso latin freestyle.



 Y así es como llegó su época dorada: el lanzamiento de su tercer disco, “I'm Your Baby Tonight” (1990), su actuación en la Super Bowl cantando el himno norteamericano (1991), su flamante boda con el rey del new jack swing Bobby Brown (1992) y el gran pelotazo internacional con su doble faceta de cantante y actriz en el filme “El guardaespaldas” (1992) junto a Kevin Costner. La cinta incluía su megahit planetario “I Will Always Love You”, una versión de Dolly Parton por la que la Houston será considerada siempre culpable de las negro-affectations que muestran las participantes de todos los concursos de talentos del mundo. En esa época competía con Mariah Carey y Céline Dion por el título de reina de los gorgoritos mientras saboreaba las mieles del triunfo masivo.
Pero tras su participación en el filme “La mujer del predicador” (1996) junto a Denzel Washington y la edición de “My Love Is Your Love” (1998), su disco más próximo a la estética del hip hop y el R&B contemporáneo, comenzó su travesía del desierto, sus flirteos con las drogas, sus continuas peleas con Bobby Brown y, lo que es peor, la pérdida progresiva de su maravillosa voz, que le supondría cancelaciones de giras, abucheos en conciertos y el descalabro definitivo de su carrera, que, a pesar de todo, continuó con discos irregulares como “Just Whitney” (2002), el navideño “One Wish: The Holiday Album” (2003) y su último trabajo, “I Look To You” (2009), que, milagrosamente, logró llegar al nº 1 de las listas norteamericanas.
El 11 de febrero fue encontrado su cuerpo en una bañera del hotel Beverly Hilton de Los Ángeles, donde la diva caída se preparaba para asistir a una fiesta previa a la ceremonia de los Grammy, que ha estado marcada por su recuerdo. A Bobby Brown le sorprendió la noticia mientras cantaba en Mississippi y solo acertó a lanzar un beso al cielo mientras le decía “I love you, Whitney”. Así se apagaba una de las voces más radiantes del universo negro y la que mejor representaba esa curiosa combinación de artificio y emoción



No hay comentarios:

Publicar un comentario