En 1975, David Bowie era una víctima del estrés mal curado con cocaína. Estaba rodando “The Man Who Fell To Earth” y planeando su banda sonora (que nunca vería la luz), construyendo su nuevo alias (el Thin White Duke) y promocionando “Young Americans” (1975) por los platós cuando se encerró a grabar estas seis canciones. Como su título indica, es un disco-bisagra: entre el Bowie funk que triunfaba en las listas y el Bowie experimental que estaba al nacer.
El corte titular es la dilatada pieza clave: se abre con un minuto de disonancias que emulan un tren llegando a destino y poco a poco entran teclados de rock progresivo y metálicos efectos sonoros mientras Bowie suelta versos como: “Hubo un tiempo en que no podía caer. Debo seguir buscando y buscando”. Perdido como persona y determinado como autor, desborda ambición en unas sesiones sin hora de salida con unos músicos muy dispuestos; a destacar el piano de Roy Bittan, además de los habituales Carlos Alomar y Earl Slick. Luego están “Golden Years” (inspiradísimo remake de “Fame”), “Stay” (un pepinazo hard-funk al estilo “Shaft”), una versión de “Wild Is The Wind” (la cantó Nina Simone) que tal vez no necesitaba esa batería, la angustiada “Word On A Wing” y “TVC15”, single irresistible y plagado de ideas: ese piano Nueva Orleans, las guitarras frotando la pared, esa frase insistente que crece y crece, ese riff gordo dando codazos...
A toro pasado se vio en los puntuales ecos krautrock de este disco un prólogo de su etapa berlinesa, pero si Bowie se hubiese mudado a Nueva York quizás hoy diríamos que “Station To Station” (1976) fue un precedente del punk-funk. En cualquier caso, sería un portentoso ejercicio de búsqueda: la polaroid de un tipo que solo tenía claro que no quería quedarse quieto.
La reedición añade un directo de aquella gira a su paso por el Nassau Coliseum de Nueva York (disponible ya en disco pirata) con una versión funk de “Waiting For The Man” (Velvet Underground) muy discutible y unas exhibiciones guitarrísticas que ponen en duda el presunto vanguardismo de la banda. El libreto incluye un texto de Cameron Crowe (periodista musical en esa época) y una reveladora cronología.